Dime con quién andas y te diré quién eres

Recientemente han sido las fiestas de mi ciudad. En contra de lo que podáis pensar (ya que los tacaños tenemos fama de amargados), no me he perdido ni una sola verbena. A mi novia le encanta la música y por verla contenta la llevo donde sea. Eso sí, sobre las dos y media o tres nos retirábamos a casa ya que tengo la mala costumbre de madrugar todos los días del año, al igual que hacen los monjes (tantas cosas en común con ellos que aveces pienso que me he equivocado de oficio). De camino a casa todos los días nos hemos cruzado con una marabunta de jóvenes ( miles y miles) que a esas horas se dirigían a la verbena después de haber realizado el correspondiente botellón (en sus manos portaban las pruebas del delito). A pesar de que la escena se repite años tras año, esta vez,  me ha dejado impresionado.

El club de los grandes

La semana pasada abría sus puertas, de forma silenciosa, el Club de los Grandes, un club al más puro estilo aristocrático inglés donde he querido reunir lo mejor de lo mejor del mundo de la bolsa y de la economía en general. Hoy, a pesar de estar inacabado, (la verdad que nunca lo va estar porque voy a ir añadiendo contenido continuamente), quiero inaugurarlo oficialmente. La idea ha sido crear una página donde añadir enlaces (principalmente vídeos) con contenido que considero interesante para cualquier inversor.  Podemos navegar por varias secciones (las he llamado salones): 

La factura de la luz de un tacaño extremo

Cuentan que en cierta ocasión el que fuera el hombre más rico del mundo John Davison Rockefeller, dio una propina bastante baja al camarero que lo atendió (recordemos que en Estados Unidos es obligatorio dar propinas en bares y restaurantes). Éste, ni corto ni perezoso, se atrevió a dirigirse al acaudalado magnate para reprocharle :"si yo fuera millonario como usted, no escatimaría en propinas", a lo que Rockefeller respondió : "Si yo no hubiera escatimado en propinas, ahora mismo no sería millonario".


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